El venezolano ya no
es el mismo de antes, la amabilidad, cordialidad y educación quedaron atrás y solo una parte de la población aún conserva y
transmite esos valores. La politiquería vulgar con la que se ha manejado Venezuela esto últimos 15 años tiene mucho
que ver en esto. El discurso bajo, grosero y sin valores, han llevado a lo que
somos hoy. No hay que ir muy lejos para darse cuenta lo mal que estamos en
materia de convivencia. Las calles se
han convertido en mini-campos de guerra, motorizados contra vehículos, vehículos y motorizados contra peatones por
solo dar un ejemplo. Salimos de nuestros hogares temerosos de nuestra sombra, desconfiando de todos, no sabemos cuando nos tocará ser victimas nuevamente del hampa. Sumado a esto y como
parte del combo maligno, hemos perdido la noción de país.
La atención al público en los comercios ya no es muy diferente de la que recibimos en los entes públicos. Nada se ha salvado de la decadencia. ¿Cuándo nos pasó
esto? ¿Cómo llegamos a esto? La degradación fue televisada y permitida, cuando
el “líder” del momento, el encargado de mantener la unidad y la armonía entre
nosotros, envileció su discurso y
degrado a una parte de la población por no estar a favor de una tendencia
política.
Ayer mi novia embarazada, mientras se acercaba a la salida del metro, cerca de los torniquetes, personas salían por el portón de aluminio (es común que los torniquetes no estén operativos) y un
operador le cerro la puerta tropezando su pie. No recibió disculpa alguna del operador. Lo cual no me extraño.
Afortunadamente no estuve allí, lo mas probable hubiera intercambiado palabras y algo mas con el operador. La violencia hubiera salido a flote. Y es que la violencia se ha
convertido en una forma de vida para los venezolanos, si te tropiezan, chocas
con el carro, una mala mirada, una palabra mal dicha, puede llevar a desencadenar
una pelea, que en el peor de los casos puede llevarte hasta la muerte.
Cualquiera, y ¡si! Digo cualquier persona anda armada y no le tiembla el pulso
para usarla si se siente amenazado. Pedir disculpas en este país se ha vuelto
obsoleto.
No reconozco este país, me siento como un extraño. Quizás est,o ya
ni es un país.
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